Georgina Josefa del Carmen Febres Cordero Troconis, nació el 16 de noviembre de 1861 en Mérida. Sus padres, el Dr. Foción Febres y Doña Georgina Troconis, le brindaron un hogar lleno de la fe católica, donde reinaba el amor que la impulso a buscar la voluntad De Dios en su vida. El 19 de diciembre del año 1861, nació a la vida Cristiana, en la fuente bautismal de la Capilla del Carmen.
El 02 de diciembre de 1870, recibió el sacramento de la comunión.
Georgina, desde muy corta edad, era dada a entregarse por entero al servicio de Dios, y como no solo vivía a profundidad sus devociones religiosas, sino que tambien motivaba a su entorno familiar y comunitario a participar activamente con ella.
Su padre falleció el 23 de octubre de 1873, cuando Georgina contaba con tan solo 12 años, convirtiéndose no solo en heredera de su nombre, sino de llenar el vacío dejado de su madre en lo que se refiere al desempeño de los cuidados domésticos y en la primera educación de sus hermanos más pequeños.
El 13 de junio de 1830, ingresó al convento de Santa Clara, a los 29 años de edad.
En el año de 1892 Georgina toma el Santo Hábito de religiosa en la comunidad de las hermanas de la Caridad de Santa Ana el 8 de septiembre, a su vez se aproximan acontecimientos políticos que influirán en el quehacer general de la ciudad de Mérida.
En 1898 inició un viaje a la Grita, estado Táchira, pero no le gustó y luego de dos años regresó a Mérida y el 5 de julio de 1900, inició la dirección del hospital San Juan De Dios, encargado por la hermana superiora, Dolores Enseñat.
El 20 de febrero de 1903, la ahora, Madre Georgina dio la profesión perpetuamente Monseñor Antonio Ramón Silva, y al día siguiente 21 de febrero se realizó la elección canónica de la Congregación.
En 1904, junto a otras hermanas emprende un viaje de seis días a la ciudad de San Cristóbal, haciéndose cargo del asilo de huérfanos y luego del Hospital Padre Justo.
Para 1924 se inicia y culmina el proceso de afiliación a la congregación de los Dominicos de Santo Domingo de Guzmán, portando el habito negro y blanco y pasaría a llamarse Congregación de Hermanas Dominicas de Santa Rosa de Lima.
Murió el 28 de junio de 1925, y sus restos reposan en el hospicio San Juan De Dios, cuna de la congregación, Mérida, Venezuela. Fundadora de la congregación de Hermanas Dominicanas de Santa Rosa de Lima en 1990, después de haber integrado la de las Hermanas de Santa Ana.
Dejó como principio a todos sus hijos que se auxilien como niños y hombres y mujeres del mañana, que cuiden su aseo y sus pertenencias, que los mayores cuiden de los menores, y lo más importante que conservaran el santo Temor de Dios y así hacer el bien cuantas veces puedan.
El 28 de junio de 2005, 80 años después de su muerte, se inicio en la arquidiócesis merideña su proceso de beatificación.
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