sábado, 10 de febrero de 2024

Santa María Antonia de San José de Paz y Figueroa “Mama Antula”


María Antonia de Paz y Figueroa nació en Santiago del Estero en 1730. A los 15 años empezó a acompañar a los Jesuitas como Beata de la Compañía de Jesús en la tarea de evangelización de los pueblos originarios santiagueños, enseñándoles la Palabra de Dios, a leer y a escribir, y a perfeccionar técnicas de ganadería y agricultura. Mama Antula hablaba quichua. Y fueron los indígenas quienes la bautizaron Mama Antula. Cuando los jesuitas fueron expulsados de América en 1767, en una experiencia de epifanía en la celda capilla de San Francisco Solano y a la edad de 38 años, Mama Antula recibió la misión de su vida: continuar con la práctica de los Ejercicios Espirituales que realizaban los jesuitas, para la salvación de las almas. Fue entonces cuando empezó su misión en salida y eligió su nombre de Iglesia: María Antonia de San José.

Por entonces las mujeres estaban confinadas a casarse o elegir los votos religiosos, no leían ni escribían y mucho menos salían al mundo sin la compañía de un hombre y libradas a la providencia divina. Mama Antula desafió las convenciones de su tiempo y peregrinó por todo el actual territorio argentino -por entonces formábamos parte del virreinato del Perú-, organizando los Ejercicios Espirituales a pesar de estar prohibidos por el Rey Carlos III, pero consiguiendo que los Obispos locales autorizaran su tarea. 

Llegó a Buenos Aires caminando más de 5 mil kilómetros, donde realizó su obra cúlmine -en los inicios del virreinato del Río de la Plata-: La construcción de la Santa Casa, un lugar levantado enteramente con donaciones, y donde exclusivamente se realizan los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Fue inaugurada en 1795 y allí murió Mama Antula en 1799, y desde entonces sigue funcionando hasta el día de hoy. Allí ricos y pobres compartían mesa y rezaban juntos, y se estima que 70 mil personas realizaron los Ejercicios Espirituales allí, compartiendo el pan y aprendiendo los valores que precedieron y formaron la gesta de mayo y a la creación del Estado Argentino. 

La primera santa de la argentina es laica, valiente, considerada la primera escritora del Río de la Plata, una mujer fuerte que nos enseña la santidad cotidiana y a confiar en la providencia con una fe inquebrantable.

Es la patrona de las empresarias argentinas, y a ella se le reza pidiéndole perseverancia en las dificultades y la aceptación de la voluntad de Dios. Su fiesta litúrgica es el 7 de marzo.

Fue beatificada en 2016 y canonizada el 11 de febrero de 2024, por su Santidad Papa Francisco.


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