Estos insignes sacerdotes misioneros, Nicolás Juan Bautista Olivieri y Blas Verri , fueron los fundadores de la obra del rescate de los niños y niñas de África, que eran vendidos para esclavizarlos.
Nicolás Olivieri
Nicolás Juan Bautista Olivieri, nació en Voltaggio (Alessandria), el 21 de febrero de 1792, Hijo de Luigi, un zapateroy de Maria Caterina Bisio. Recibió educación primaria de la escuela pública y del párroco de la aldea, mostrando una temprana devoción que lo llevó a ingresar al seminario en Génova a la edad de 18 años. Completó sus estudios de filosofía y teología en el bachillerato imperial y fue ordenado sacerdote el 18 de febrero de 1815. Fue asignado a la parroquia genovesa de S. Sisto di Pré, a quien se unió su prima lejana Maddalena Bisio (Nena), quien demostró ser una colaboradora valiosa en su actividad misionera.
Al conocer el problema de los niños vendidos como esclavos en África, y con la ayuda de un comerciante genovés en El Cairo, se embarcó en la gran misión de ir al rescate de ellos , luego bautizarlos, y educarlos. Para esto solicitó ayuda económica para la redención y a diferentes Institutos Religiosos en Europa para que los pudiesen acoger e instruir.
Pío IX en 1847 dio su aprobación a la actividad de Olivieri, llamada Pia Opera del rescate, y siempre lo apoyó, recibiéndolo en el Vaticano con los niños redimidos, cuando pasaba por Roma. En 1850, Olivieri recibió el título de misionero apostólico y muchos cardenales y obispos se convirtieron en sus patrocinadores.
Sin embargo y a pesar de todas las dificultades, el trabajo de Olivieri fue apreciado y apoyado por muchos miembros del mundo misionero en Italia y en Francia, entre ellos Daniele Comboni, franciscano Ludovico da Casoria, la Madre María Eufrasia Pelletier y la Madre María Josefa Rossello.
Recibió el apoyo del sacerdote Blas Verri, quien fue su sucesor al frente de la Obra, y de Giuseppa Ranzani, maestra municipal de Rho (Milán).
Despues de rescatar a 810 niños y niñas africanos, cansado por un viaje muy largo, murió en Marsella el 24 de octubre de 1864. Su cuerpo trasladado a Génova en 1864 y en 1984 a Voltaggio. El proceso de beatificación, iniciado en Génova y en Marsella en 1896 pero no fue completado por el entonces postulador Giacomo Della Chiesa, futuro Benedicto XV, se reanudó en 1981 por iniciativa de los misioneros urbano-rurales.
Don Blas Verri
Blas Verri, el "apóstol de los jóvenes esclavos", nació el 2 de octubre de 1819 en Barni (Italia). Sintió su vocación sacerdotal cuando era un adolescente y recibió su ordenación en Milán en 1843, se dedicó a los jóvenes en el Oratorio de San Luigi.
En 1850 llegó el momento decisivo de su vida: conoció a Nicolás Olivieri, un extraordinario sacerdote que dedicó su vida a la "redención" de los niñas y niños africanos en esclavitud. Así nació una amistad y una colaboración importante en beneficio de la "Obra Pia para la redención de las morenitas".
En 1857, con el consentimiento del arzobispo y la autorización del Ministro Provincial de los Capuchinos, porque era terciario franciscano, el P. Verri se despidió del oratorio. Embarcándose hacia Egipto para acompañar al Padre Olivieri en el rescate de los niños en los mercados clandestinos de esclavos en Alejandría y El Cairo.
Los dos sacerdotes junto a los niños y niñas, luego del rescate viajaban de ciudad en ciudad buscando lugares para liberar a tantos como pudieran. Dándoles una nueva dignidad, los rodearon de cariño.
Muy pronto se les une la joven maestra Josefa Ranzani, quien será una gran colaboradora de los sacerdotes y un gran apoyo para los niños.
Después de la muerte de los Olivieri, alentado por el Papa Pío IX, Don Blas continuó con Obra del Rescate, contaba con una red de colaboradores entre amigos y benefactores, tanto religiosos como laicos, entre ellos Don Bosco, Monseñor Comboni, y la Madre Rossello en Savona.
Don Verrì murió en Turín, en la Pequeña Casa de la Divina Providencia, el 26 de octubre de 1884. Luego fue enterrado en Barni en la Iglesia de los Santos Pedro y Pablo.
El proceso de beatificación fue inaugurado en Milán en 1921 por el Arzobispo Beato Cardenal Ferrari. El Beato Cardenal Ildefonso Schuster, quien autorizó la colección de escritos en 1935, veinte años más tarde declaró: "Ellos lo llaman" el apóstol de las morenitas".
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